DISIMULOS, MENTIRAS Y TRAICIONES
Oswaldo Álvarez Paz
EL NACIONAL
Jamás Venezuela había sentido los rigores de una tiranía como
la que ha implantado el régimen dirigido por Nicolás Maduro. Es muy poco lo que
podemos agregar a lo que está a la vista de propios y extraños. Uno de los
factores más insólitos de todo esto es la reiterada acusación de golpistas que
el régimen formula contra los dirigentes democráticos y el anuncio sobre
inminentes golpes de estado. Se trata de complejos de culpas pasadas y presentes.
Este país es, sin duda alguna, el que tiene en su seno la mayor cantidad de
golpistas por metro cuadrado en este continente. Buen competidor con relación
al mundo entero.
Todo, absolutamente todo, es sobre la base del disimulo, de
la mentira y del engaño. En lo político, en lo social, en lo económico, en lo
militar y hasta en lo religioso mirado desde perspectivas éticas indispensables
para medir la conducta de quienes detentan el poder. Próximos a cumplir
dieciocho años del inicio de esta trágica experiencia nadie tiene derecho a
llamarse a engaños. No hay “imparcialidad” que valga. La indiferencia es una
suerte de traición a los valores y principios fundamentales de la vida en
libertad y democracia.
De compartir estas afirmaciones sólo queda pasar a la acción
para alcanzar un cambio radical en el menor tiempo posible e iniciar el proceso
de construcción de un país fundamentado en esos valores que hemos citado. Sin
desestimarlo, esto trasciende lo estrictamente electoral. No vacilo en hablar
de una verdadera revolución en libertad para que la dignidad de la persona
humana, la justicia social como instrumento para alcanzar el bien común y la
libertad dentro de un ordenamiento jurídico sabio y estable sean las
características fundamentales de la nación.
Nuestra invitación es, una vez más, a dejar de lado todo
cuanto pueda separarnos en esta hora que reclama unidad. Puede ser dinámica y
hasta diferenciada, pero unida en cuanto al objetivo del cambio y los
principios fundamentales que deben regir la nueva etapa. No es fácil. La
oposición es hija legítima del pluralismo democrático y en ella existen
visiones distintas y hasta aspiraciones encontradas que a veces dificultan la
marcha común. Pero es necesario exigirlo y plantearlo con todas las fuerzas que
podamos.
Repitamos, con aquella estrofa de la guerra federal “El cielo
encapotado anuncia tempestad”, que quien vive entre tinieblas no distingue los
peligros. LO primero que hizo Dios fue la luz. Tenemos que ser como el águila
que en la tempestad agita con más fuerza sus alas. La vida de Venezuela se abre
hasta el infinito. Está en nuestras manos un futuro que ya empezó.
Domingo, 30 de octubre de 2016
@osalpaz
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