DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
UNIDAD PARA ENFRENTAR LA TIRANÍA
Llegamos al punto definitivo. Se acabó la democracia. La
mataron progresivamente. Llegamos a la dictadura, más que eso, a una verdadera
tiranía, dirigida por lo peor de la vida venezolana. Jamás habíamos
presenciado, ni estudiado con relación al pasado remoto, una situación tan
deplorable como la actual. Nuestro llamado es a la activación del ciudadano
común para una lucha intensa, peligrosa, pero definitiva. Se trata de alcanzar
la libertad sobre la base del respeto a los principios y valores que dan
sustento a la democracia. Todos unidos, civiles y militares, animados por la
misma visión de las cosas y por la decisión de poner punto final a esta tragedia.
Es la hora.
Expreso la mayor complacencia por la posición adoptada por el
llamado Bloque Democrático. De integración plural, tiene en su seno algunos de
los más brillantes juristas venezolanos. Las declaraciones atribuidas al menos
a dos de ellos, los doctores Alberto Arteaga y Román Duque Corredor, invitan a
la acción con propósitos claramente definidos. El problema no es simplemente la
violación del estado de Derecho sino su inexistencia y, por otro lado, la
ausencia de políticas para incentivar la inversión privada en materia
económica. Ambas cosas son indispensables para garantizar la seguridad de las
personas y de los bienes y la creación de oportunidades de trabajo, estables y
bien remunerados. Será imposible bajo este régimen probadamente fracasado,
incompetente y escandalosamente corrompido.
Tengo fe absoluta en las reservas humanas y materiales de
Venezuela. A pesar del éxodo masivo de estos años, la patria anda en cada uno
de los compatriotas que están en el exterior. Aquí, en los sectores productivos
y culturales hay planes, programas concretos, ideas y voluntad para hacerlos
realidad en el menor tiempo posible. También la gente capaz de lograrlo. Pero,
es indispensable el cambio de régimen. Bajo el actual caminamos diariamente
hacia peor.
Debemos tener claras las asignaturas pendientes con relación
a la práctica política, al funcionamiento de los partidos y los fines de la
democracia misma. Sin embargo, lo trascendente ahora es la unidad nacional.
Puede ser diferenciada pero siempre dinámica, con el objetivo claro. A estos
efectos la nación necesita despejar definitivamente las dudas e incertidumbres
existentes con relación a sus fuerzas armadas. Se trata de un tema poco claro.
El llamado es a la oficialidad creyente en la libertad y en el pluralismo
democrático, enemiga de la tiranía y de la corrupción. Tienen la obligación,
igual que los civiles, de ayudar a despejar esas dudas relativas a su
integridad y consecuencia.
Lunes, 17 de octubre de 2016
@osalpaz
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