DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
LA GUERRA, LA PAZ Y LA JUSTICIA
Ha sido dicho que una verdadera paz es algo superior a la
ausencia de guerra. Comparto ese criterio, aunque lo interpretemos de manera
restringida. El tema nos inquieta ya que somos cercanos seguidores de cuanto
acontece en Colombia. Escribo en domingo y aún no conocemos el resultado del
plebiscito que se realiza. Independientemente de este punto, las inquietudes
sobre el futuro del hermano país y las repercusiones en Venezuela, no nos
abandonan. Las dudas mayores tienen que ver con lo relacionado al perdón y a la
justicia. Sin lo segundo, lo primero será siempre incompleto y producto,
quizás, de transacciones políticas circunstanciales, pero de consecuencias
delicadas. He leído atentamente las casi trescientas páginas del Acuerdo entre
el gobierno de Santos y la narco guerrilla de las FARC. Sin duda se trata de un
paso importante para presionar un cambio que afectará a muchos sectores, pero
las incertidumbres se mantienen por falta de claridad a los efectos del
desarrollo de los temas fundamentales.
El caso venezolano es dramático. Aquí hay una verdadera
guerra aunque no declarada formalmente. La cantidad de víctimas de una
violencia generalizada, nos ha convertido en uno de los países más peligrosos
del mundo. Decenas de miles de asesinatos anuales, heridos, incapacitados de
por vida, secuestros y extorsiones, todo con la mayor impunidad del mundo. Soy
de los que responsabilizan al régimen gobernante por la tolerancia, rayana en
la complicidad, con unas estructuras que dejaron de ser “hampa común” para formar
parte protagónica del crimen organizado.
Para nadie es un secreto la influencia y operatividad de las
organizaciones guerrilleras de Colombia en nuestro territorio, especialmente en
las zonas fronterizas. Tampoco la activa vinculación del alto gobierno con
figuras claves de esas estructuras. Esto también alimenta la incertidumbre y la
enorme preocupación por lo que está sucediendo. Espero que a corto plazo puedan
despejarse satisfactoriamente. Pero debemos activarnos frente a los peligros
existentes y por venir, aunque no contemos con la asistencia de un régimen como
el actual.
Cambiando de tema, quiero dedicar unas palabras para honrar
la memoria del desaparecido Shimon Peres (Z´L), expresidente de Israel, dos
veces primer ministro, excanciller y del núcleo originario de ese país. Varias
veces estuvo en Venezuela. Tuve la oportunidad de compartir con él tanto en
Caracas, como en la ONU y hasta en Jerusalén. Los homenajes póstumos se quedan
cortos ante los servicios cumplidos por este ser humano excepcional. Deja un
legado existencial extraordinario. Estoy seguro de que las nuevas generaciones
de israelitas y judíos en general, sabrán ser fieles a sus enseñanzas y a su
ejemplo.
Domingo, 2 de octubre de 2016
@osalpaz
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