EL VALOR DE LO CONSTITUCIONAL
Oswaldo Álvarez Paz
EXPRESO, Lima
Siento una enorme preocupación por los estudiantes de Derecho
en Venezuela. Especialmente por las dificultades que se presentan a los
profesores de Derecho Constitucional, para sólo limitarnos a esta materia. Qué
difícil es explicar a los jóvenes la letra, el espíritu y la historia
constitucional del país y del mundo, cuando en la práctica y desde hace casi
cuatro quinquenios en la aplicación práctica de la misma, suceden cosas radicalmente
contrarias al texto. Imposible responder las inquietudes y angustias del
estudiantado al constatar que la realidad de las cosas es distinta a lo
establecido en el Texto Supremo de la República. Esto es apenas un pincelazo de
cuanto sucede, no solamente en materia Constitucional. En todo.
El régimen venezolano ha ejecutado una especie de golpe de
estado de ejecución progresiva a lo largo de dieciocho años. Se acabó el
Derecho como instrumento regulador de la vida en sociedad, de las relaciones
entre los ciudadanos y de estos con el estado-gobierno. Lo ciudadanos han
quedado indefensos, expuestos a los caprichos y arbitrariedades del régimen y
particularmente, a los terribles efectos de la ineficacia y de una corrupción
nunca vista en la historia contemporánea.
Sin embargo, las pretensiones continuistas de algo que llaman
el “alto mando cívico militar”, órgano supremo del castrismo rector, han
menospreciado la paciencia del pueblo y sus profundas convicciones
democráticas. Un “basta ya” se oye y se siente en todos los rincones y en todos
los sectores sociales del país. La cúpula del régimen, se cierra sobre sí misma
y arremete contra toda manifestación de disidencia apelando irracionalmente a
la violencia física e institucional. Alejados completamente de los deberes y
obligaciones constitucionales han decretado, en la práctica, el desconocimiento
a la autoridad y competencias de una Asamblea Nacional integrada por dos
terceras partes oposicionistas. El régimen sufrió una aparatosa derrota el
6D-2015 y manipula a un Tribunal Supremo integrado ilegalmente después de esa
fecha y además, controla el Consejo Nacional Electoral para impedir el
referéndum revocatorio y las elecciones de gobernadores y Consejos Legislativos
Estadales, todo lo cual tiene que realizarse este año. Los presos políticos se
han cuadruplicado, los exilados se multiplican y los acosos personales y
familiares configuran una verdadera tiranía.
Pero la Asamblea Nacional, única reserva institucional de la
democracia reacciona. El pasado jueves aprobó una histórica resolución donde
textualmente se dice entre otras cosas: “…la Asamblea Nacional desconocerá la
autoridad y vigencia de los actos del Poder Ejecutivo y de las sentencias del
TSJ que contraríen los valores, principios y garantías democráticos y lesionen
los derechos fundamentales”.
La Fuerzas Armada, en especial sus cuadros medios y bajos
siguen de cerca cuanto sucede. La Comunidad Internacional también. Es la hora
de la acción.
Viernes, 14 de octubre de 2016
@osalpaz
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