HACIA UNA VERDADERA GUERRA
Oswaldo Álvarez Paz
EXPRESO, Lima
La confrontación política en Venezuela adquiere dimensiones
de una verdadera guerra. No declarada formalmente, es cierto, pero no por ello
menos terrible. El mundo entero conoce ya la situación dramática que sufre la
nación en términos sociales, económicos y políticos. También sabe que la
responsabilidad exclusiva y excluyente de esta situación la tiene el régimen
socialista a la cubana que dirigen Nicolás Maduro y una extra constitucional
figura que llaman “alto mando cívico-militar”. Al fracaso ideológico se han
sumado factores determinantes de la tragedia como la ineficacia general y la
corrupción más escandalosa que se recuerde en la historia del país.
Pero es así. Hay más muertos, heridos y lesionados
irreversibles por la violencia que en cualquier otra parte del planeta. Estamos
por superar los 30.000 asesinatos este año y de pasar los 300.000 en los
diecisiete años de gobierno del régimen. Aunque crean que exagero, es una cifra
superior a todas las victimas mortales de las FARC y el ELN en Colombia durante
más de sesenta años el primero y de cuarenta el segundo. Todo funciona mal y
camina hacia peor.
La oposición democrática, apegada siempre a las normas
constitucionales, apeló a uno de los recursos establecidos en el texto máximo.
Se trata de la consulta directa al pueblo mediante un referéndum revocatorio
que debería realizarse este mismo año. La revocatoria del mandato a Maduro
forzaría unas nuevas elecciones presidenciales en un plazo no mayor de 30 días.
Significaría el inicio de una transición democrática, pacífica y electoral para
cambiar el rumbo mediante un gran entendimiento nacional.
¡Pero no! El revocatorio ha sido saboteado y la única
institución de origen popular, la Asamblea Nacional, está siendo acosada,
amenazada, invadida físicamente, ofendida desde las alturas del poder y sus
directivos e integrantes democráticos –las dos terceras partes de sus miembros
electos- sometidos a permanentes agresiones físicas e institucionales. Los
poderes judicial y electoral, son caricaturas penosas al servicio de ese “alto
gobierno” que mencionábamos.
El problema para el régimen está en que cerca del 90% del
país quiere que Maduro se vaya, derrocado, por renuncia o por posible
destitución por parte de la Asamblea con indiscutibles fundamentos
constitucionales. Ese país está dispuesto a ejercer sus derechos, bien a través
de los diputados opositores o, como empieza a suceder, directamente en la calle.
Los acontecimientos están en pleno desarrollo.
Esta confrontación puede convertirse muy pronto en una
verdadera guerra declarada entre la nación indignada y resuelta y una camarilla
hamponil que teme ser despojada del poder, de sus privilegios y sometida a la
justa rendición de cuentas. Los escándalos se multiplican en el exterior por el
dinero mal habido de algunos y los nexos con el narcotráfico de operadores y
lavadores de distinto nivel. Es la hora de la OEA y la Carta Democrática.
Viernes, 28 de octubre de 2016
@osalpaz
No hay comentarios:
Publicar un comentario